En el Templo de Santa Margarita, el pequeño Mauro Guerrero recibió el agua bautismal, que lo vuelve un hijo de Dios. Sus papás -Eduardo Guerrero y Liliana Contreras-, junto con sus padrinos –Paulina y Christian- acudieron a la cita, acatando las medidas de sanidad del Templo. Ahí, el Padre Lucho le dio la bendición a Mauro y lo volvió parte de la Familia de Dios con el agua bautismal que lo bañó y el cirio que lo iluminó.
Al término de la ceremonia religiosa, la familia se trasladó a Quinta La Esperanza, donde los invitados pasaron una tarde muy agradable. La comida estuvo a cargo de Esperanza Bribiesca, se sirvió mousse de cilantro individual, lasaña boloñesa, lomo en crema de chipotle o lomo al tamarindo y como postre, brownie con nieve y merengue con fresas.
Los peques no se quedaron atrás, pues para divertirse, pasaron horas en un inflable, demostraron su creatividad e imaginación con pinturas y, además, los pinta-caritas, transformaron rostros. Ellos comieron deliciosos hot-dogs, y como hacía calor, chicos y grandes se refrescaron con los deliciosos Raspados de Don Ramón.
No podía faltar una foto con todos los invitados, quienes, para Liliana, Eduardo y por supuesto, Mauro son como parte de la familia.