Pily Romo nos recibió en su casa en Salamanca, a la que acudimos con todas las medidas sanitarias recomendadas, para tener una agradable charla, con motivo del Día Mundial de la Fotografía, en la que conocimos como fue que una pequeña cámara fotográfica antigua -que perteneció a su padre- la encaminó hacia la fotografía profesional. Además nos compartió otros aspectos de su vida en cuestión de salud y bienestar personal y el amor por sus perritos: ‘Gordita’ y ‘Chapulino’, que no se despegaron de ella durante la sesión y la entrevista.
¿Quién es Pily?
Nací en Irapuato, pero estuve viviendo aquí en Salamanca hasta la universidad y luego me fui a León en donde estuve buscando mi vocación, pasé por Ciencias de la Comunicación, Diseño Gráfico, hasta que estudie Fotografía en la Escuela Activa de Fotografía, terminé y después de me fui a vivir a Aguascalientes y actualmente vivo en San Miguel de Allende.
¿Qué es la fotografía para ti?
Retroceder a recuerdos que te pueden trasladar, recordar aromas, felicidad, tristeza, canciones, etc. Para mi es esa camarita que te puede regresar al pasado… Siempre he visto la fotografía como un arte y un gusto, y no como lo que me da de comer, afortunadamente he podido tener esa opción y por eso cada que doy un click lo hago con mucho gusto. Cuando alguien me contrata, lo hace porque le gusta mi trabajo y lo hago con alegría, no por compromiso, hay quien no le gusta y lo ve como una fuente de ingresos buena y han prostituido la profesión.
¿Cómo te adentraste en la fotografía?
Principalmente por mi papá, él tenía el gusto por la fotografía, él falleció cuando yo tenía 7 años, recuerdo que siempre cargaba con su cámara, una cámara alemana, la mejor de aquellos tiempos, ahí la tengo y está en buenas condiciones; después una tía -en mi Primera Comunión- me regalo una cámara sencilla de rollo, ¡me encantaba estar tomando fotos! A la vuelta de la ferretería de mi familia, había varios negocios de revelados a los que llevaba muchos rollos y a cada rato les preguntaba, “¿ya están, ya están?” Le tomaba a todo, haciendo composiciones, descomponiendo, entendiendo los ISOs, la luz, los encuadres, etc.
En la Carrera de Comunicación recuerdo que todo el mundo veía la materia de fotografía como relleno y a mí era la que más me gustaba; en realidad te enseñan muy poco en la carrera de Comunicación, cuando entré a la Activa pensé que ya iba a saber mucho, ¡y pues no!. En la carrera de Fotografía te enseñan realmente las bases, desde una composición de un cianotipo, cómo revelar únicamente con la luz, fotografía análoga, entre muchas cosas más.
¿Cuál fue tu primer trabajo profesional dentro de la fotografía?
Antes de estar encargada de la parte de fotografía del Festival del Globo, estaba encargada de la parte del traslado a pilotos, y mi jefa se dio cuenta que estaba por terminar la carrera y como no existía un área de fotografía, me la encargó a mí.
¿Cuál es el tipo de fotografía que más te gusta?
Todas han sido en etapas de mi vida, no podría decir que una me gusta más que la otra, yo creo que para todo debes de tener un tiempo, como te decía, uno de mis primeros trabajos fue el Festival del Globo y recuerdo que en la última edición en la que estuve presente pensé: “admiro muchísimo a mi jefa porque es un trabajo pesadísimo, de muchas horas de trabajo, equipo pesadísimo, dolores de espalda y grandes distancias” ¡yo ya no podía!, yo ya no tenía, en estos momentos, la energía que demanda ese tipo de trabajo.
¿Cuál ha sido el trabajo, sesión, evento, etcétera, más satisfactorio que has tenido y cuál el que menos has disfrutado?
Satisfactorios he tenido muchos afortunadamente, me han llenado de orgullo y me acuerdo con mucho gusto de ellos. El que recuerdo que fue muy tenso fue la iniciación para conciertos, anteriormente yo había trabajado para el AM en el área de Mercadotecnia, en ese entonces Jorge Blanco -un buen amigo- estaba de Subdirector y sabía que yo soy amante de los conciertos y me invitó a tomar fotos en el Teatro Manuel Doblado, que son difíciles por la escasa luz; la cantante era Carla Morrison, en su primer disco, cuando yo llegué estaba grabando el video de Déjenme Llorar, quedé encantada con su voz, hice un gran trabajo y al día siguiente me hablaron para decirme que me iban a dar la portada de un concierto de Marc Anthony y Alejandro Fernández, fue muy demandante porque te dejan estar muy poco tiempo, sólo estuvieron juntos para una canción y casi no estuvieron juntos; gracias a la habilidad que tengo para relacionarme logré que me dejaran más tiempo, tomé la foto y ‘adiós’ ¡Se logró la portada!
El que menos he disfrutado es una boda, las familias estaban peleadas, la chava estaba embarazada, el suegro había amenazado al novio y me había pedido la suegra que no le tomara fotos a la otra familia; la misa parecía fúnebre y más con los compañeros fotógrafos que comúnmente te hacen la vida de cuadritos, por eso tomé la decisión de no tomar muchos eventos en Salamanca (todo son risas).
¿Por qué te fuiste a San Miguel y cómo es trabajar allá?
Una, por la inseguridad, allá tienes muchos spots increíbles para hacer fotografía, en San Miguel todo lo ven con mucho respeto, hay gran admiración por el arte. Los eventos son muy privados, las Wedding Planners no te contactan, si no ven que realmente eres una persona responsable, te ponen muchas cosas a prueba como si sabes idiomas, presentación, puntualidad con pequeños trabajos, y con una cosa que les quedes mal, ¡te quemas rapidísimo! Y vas para afuera.
¿En qué has trabajado en San Miguel y en qué te encuentras trabajando actualmente?
Estuve trabajando en la Revista THIS de LifeStyle, era muy divertido y muy bueno, dejé de trabajar ahí porque no podía poner los créditos de mi fotografía, ese fue el detalle. He estado trabajando siempre independiente con varias Wedding Planners, fotografía arquitectónica y publicitaría para hoteles, tengo la distribución de unos productos y mi certificación de Hipopresivos.
¿Cómo te ha tratado la pandemia?
No es cuestión sólo de la pandemia, San Miguel es una Ciudad que hasta el extranjero la compara con San Francisco por lo caro que es vivir allá, hay temporadas que son muy bajas en cuestión turismo y eventos; entonces una de las cosas que aprendí, es que si quieres seguir viviendo allá no puedes tener todos los huevos de la gallina en una sola canasta, empecé con los productos y los Hipopresivos, justo en enero me animé a dar clases, me estaba yendo súper bien y a la vez -para mí- agradezco que haya pasado lo de la pandemia porque siento que me estaba excediendo de trabajo, fue como una pausa de un mes de reflexión y conocer técnicas nuevas, tecnología de punta, estoy muy contenta ya me adapté a estos tiempos, y gracias a ella he conocido gente de otros países dando clases.
En cuestión de fotografía, tenía una boda que cubrir hace 20 días y la tuve que cancelar con anticipación porque estoy quedándome en casa de mi madre, ahorita me estoy reservando de eventos masivos, hago sesiones más privadas.
¿Cuál es la foto que más te han aplaudido?
A veces es la foto que menos esperas, cuando capturas momentos especiales, recuerdo que una de las fotografías que hacía de globos, vi que estaba el sol increíble, trigo, un árbol, etc; la composición estaba buenísima, pero tenía diferentes tiempos de luz, hice mis balances y la tomé, la vio el Director de mi escuela, me felicitó y me pidió que se la regalara para que se quedara en la escuela porque hice la medición perfecta de luz. ¡La tengo, no se la regalé, jejeje!
¿Algún mensaje para quien guste dedicarse a la fotografía o hacerla su hobby?
Siempre tienen que dar el 100 en el trabajo que hagan y jamás quedar mal, no se vale, una boda no la puedes repetir, hay quien no entrega las fotos o no va a los eventos, ¡no se vale! Ser 100% profesionales, véanlo como un gusto.
Agradecemos a Pily por el espacio que nos brindó y sobre todo a su mamá que nos recibió de manera súper atenta y estuvo pendiente de cada detalle para que todo transcurriera de maravilla. Pily es ejemplo de una profesional en todos los sentidos, te invitamos a seguirla en Facebook e Instagram como Pilarica Photo .