M.C. Adán López Rosales
Director Operativo
Colegio Magno Salamanca
¿Cuál ha sido su mayor satisfacción al frente de una institución educativa?
Son muchas, afortunadamente; pero sin lugar a dudas, de las más grandes ha sido promover el crecimiento de las personas a través de la educación en un centro escolar. Ver de cerca el desarrollo y los resultados de los alumnos en los diferentes procesos formativos es muy reconfortante, así como el impacto que ocasionan estos procesos en los distintos miembros de nuestra comunidad.
Ser director de una institución como Colegio Magno Salamanca, es una apuesta constante a la innovación; proceso acompañado de gestión de recursos, capacitación de personal y evaluación de estrategias pedagógicas y operativas. Es toda una aventura que te llena de emoción cada día, pero sobre todo es un enorme compromiso con toda la Comunidad Educativa Magno.
¿Cuáles son las barreras que debe superar la educación en estos tiempos de contingencia?
La contingencia es una situación inesperada y de crisis; ante estas dos características, no sólo el sector educativo, sino todas las actividades en general, deben ser flexibles, adaptarse y adoptar nuevas herramientas. Esto es siempre un reto, pero también una gran oportunidad de crecimiento.
La permanencia y estabilidad del Colegio Magno Salamanca, durante este confinamiento, da pie a que nuestros alumnos, padres de familia y Docentes revaloren la escuela como actores fundamentales para el desarrollo total global.
El entorno globalizado de COVID-19 es, por sí mismo, una oportunidad inigualable de alfabetización científica, de búsqueda de información adecuada, de divulgación precisa para la población, sin duda la pandemia de COVID-19 debe ser, para la sociedad, esa gran oportunidad de “respiro” y así entender que la institución formativa fundamental es la familia y que la escuela es una comunidad de familias en un mismo entorno formativo en el que todos debemos apoyarnos.
¿Qué mensaje le daría a los maestros de Guanajuato?
Que estamos ante una etapa de mucha incertidumbre, debemos mantener la calma y tener mucha paciencia.
Por ningún motivo podemos dejar de capacitarnos y crecer como profesionales de la educación. Entender que nuestra labor, hoy más que nunca, es fundamental para que la sociedad se desarrolle plenamente, tenemos en nuestras manos la gran oportunidad de ser el factor de cambio que permita que esta “ajetreada” sociedad reflexione y se consolide como una unidad a través de proporcionar herramientas de impacto que representen un cambio para nuestros niños y jóvenes en formación. Debemos ser acompañantes de nuestros alumnos para que sus decisiones sean las más adecuadas posibles, y siempre representen un reto acompañado de la actitud de enfrentarlo y resolverlo para el bien común.